El concepto de
extranjería, en el sentido de
no ser nacional y de
no disfrutar de los derechos comunes es tan antiguo como la propia civilización. La fijación de la comunidad política que gozaba de los beneficios y las obligaciones siempre era objeto de pormenorizado análisis y delimitación.
En la
Roma Antigua se creó desde los inicios de extensión de las conquistas una gradación de estadios de los llamados
bárbaros, (
extranjeros) y el resto de ciudadanos que se dividían a su vez en
romanos,
latinos y
huéspedes. Las divisiones se fueron multiplicando según avanzaban las conquistas, hasta que
Vespasiano las fijo en
ciudadanos romanos,
latinos y
bárbaros, siendo estos últimos los
extranjeros con derechos más claramente prefijados. No será hasta
Caracalla que la extensión de la ciudadanía a todos los habitantes del
Imperio Romano dejará a los bárbaros como todos aquellos que viven fuera de las fronteras del mismo, aunque era preciso. En todo caso, si hasta el siglo II adC la ciudadanía se vinculaba con el nacimiento y pertenencia a la Ciudad de Roma, este efecto se fue diluyendo, más todavía cuando la sfronteras imperiales eran difusas.